26.2.11
Exclusivo: El día que Pappo estuvo en las Jornadas Universitarias sobre Diseño de la Información
Te contamos que este año, en las Octavas Jornadas Universitarias sobre Diseño de la Información, volverá a estar el rock presente. Las fotografías de Maximiliano Vernazza nos hablará de sus 14 años fotografiando al músico Charly García como antes nos habló Germán Sáez de Gustavo Cerati, en las Cuartas. Pero entre García y Cerati, en las Sextas Jornadas, el fotógrafo argentino Fabián Trapanese nos trajo a un músico que hoy se lo recuerda. Ayer, pero hace seis años, el guitarrista Norberto Aníbal Napolitano tenía un accidente mortal con su Harley Davidson. Para los que no conocen mucho a Pappo, "El Carpo" fue un guitarrista, cantante y compositor de blues, rock y metal argentino, que integró bandas de rock emblemáticas de la Argentina como Los Abuelos de la Nada, Engranaje, Los Gatos, Conexión Nº 5, La Pesada del Rock and Roll, Pappo's Blues y Riff. Hoy recordamos a Napolitano con las fotos de Trapa y con los detalles de lo que pasó ese día que Pappo no quiso mostrar a su madre.
(Por Fabián Trapanese) Yo era un pibe y me mandaron solito y en colectivo a la casa del mismísimo Pappo, en La Paternal. Había algo que yo estaba seguro que no quería hacer: otra foto más del Carpo con cara de heavy metal y muñequeras con tachas. Cuando llegué estaba mirando los dibujitos en la tele. Un maestro. Voy en el buen camino, me dije a mí mismo.
Más tarde, hablando de los vecinos, de si se quejaban por la música fuerte y otras nimiedades, terminamos haciendo esta foto conectado a sus auriculares. Ese empezaba a ser el Pappo que había ido a buscar.
Pero yo sabía muy bien la foto que quería llevarme: Pappo y su madre (para quienes no lo sepan, Pappo tenía un tema muy famoso que decía “Nadie se atreva, a tocar a mi vieja / porque mi vieja es lo más grande que hay”). Me fui arrimando al tema, hasta que inesperadamente entró… la madre, con un platito con tres galletitas Criollitas con sus respectivos trocitos de queso port salut encima y un vaso grande de leche. No podía creer lo que estaba viendo: ése era el Pappo que había venido a buscar. Estaba adelante mío.
Las reglas más ortodoxas de la fotografía periodística dirían que debería haber subido la cámara y disparado la foto tomándolos a ambos por sorpresa, espontáneamente. Lo que no decían las reglas es que, de haberlo hecho, se hubiese terminado aquel reportaje en el acto.
Esperé a que su madre saliera de la habitación y le conté mis intenciones, a lo que me contestó con su voz gutural: -“Con la vieja no”. Listo, me quedó clarito, tengo dos vidas más, me dije.
Terminamos haciendo una foto del Carpo con sus cosas más amadas. Tenían que verlo trayendo de su cuarto su guitarra, los pedales… y sus discos. Hicimos la foto en el patio de la casa. Al final el Gran Carpo me dijo: -“Ahora una foto haciéndole el amor a la guitarra” (esa también tengo) y luego de hacer esa toma, quedó así como muestra esta otra foto.